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Quienes se involucran y comprometen con llevar adelante un proceso innovador se convierten en agentes de cambio en sus organizaciones. La innovación en la organización tiene lugar gracias a las aportaciones individuales de sus miembros. Conceptos como “intrapreneurs”, “generadores de ideas” y otros, dan cuenta de que es el individuo o grupo de ellos, quiénes traen nuevas ideas o enfoques al quehacer organizacional.
Este proceso implica necesariamente una ruptura, ya que las organizaciones tienden a protegerse contra la inestabilidad y la variación, por lo que pocas veces es la organización, desde su saber y experiencia acumulados, la que decide que sus procedimientos o reglas estatuidas son inaceptables. El rol del agente de cambio, es problematizar y re-enfocar la forma tradicional de hacer las cosas al interior de una organización y proponer ideas que apunten a su mejoría y transformación de la realidad organizacional y/o de la comunidad rural donde desarrolla sus acciones.
Las personas que generan problemas interesantes, que descubren nuevas formas de mirar la organización, la comunidad rural o la sociedad son verdaderos descubridores de nichos para el desarrollo de innovaciones. Ellos/as son la mayor riqueza de la organización, en tanto capital primario creador, cuyo aporte a la organización es invaluable.
Saber capitalizar las oportunidades es uno de los saberes más relevantes a la hora de innovar en el medio rural. La capacidad de ver en la organización y su entorno nuevos problemas o necesidades que reclamen la introducción de innovaciones es una habilidad básica para el impulso de los procesos de cambio innovador. Es importante tener la oportunidad de generar innovaciones rurales. Para ello hay que darse espacios para pensar reflexiva y críticamente diferentes órdenes de problemas, que salgan de las labores mas rutinarias, que rara vez dan espacio a las ideas creativas.
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